Ya lo había dicho con anterioridad el líder nacional del PAN, Germán Martínez, que aquí de lo que se trata es de guanajuatizar México; y porque no, si a últimas fechas ese estado del bajío mexicano se ha convertido en un baluarte de la vida nacional. Para muestra, nuevos bandos de Policía y Buen Gobierno, y es que la tarea que Germán Martínez echó sobre la espalda de los guanajuatenses, debe cumplirse y con creces, por ello en un mes cuando mucho, estará prohibido besarse por la calles de aquel municipio, así como lee, ahora el dar un beso (aunque no se aclara si los besos deben ser de lengüita o piquito), es tan penado como robarse un gansito de la tienda, orinar en vía pública, agarrarle el trasero a alguien en el metro de la Ciudad de México y demás faltas a las "buenas costumbres", que puede ser castigado desde una multa de unos mil 500 baros hasta pisar alguna celda municipal, sí, incluso puede llegar a ser motivo de prisión.

Todo esto gracias a las reformas que los regidores (en su mayoría panistas) de aquel municipio han hecho al reglamento de Policía y Buen Gobierno, que no sólo incluye los besos en vía pública, sino también a las personas que pidan limosna, los que no crucen las calles por puentes peatonales, a los que compren productos a comerciantes ambulantes y a los que obstruyan la vía pública sin permiso.

Así las cosas con Guanajuato, de ahora en adelante turista tome sus precauciones ante estas medidas, si usted es ese típico turista wanabe, que suele regalarle un par de pesos a esas personas que se lo piden, pues bueno, de ahora en adelante esos pesos se los puede ahorrar, pero no para comprar el típico recuerdito de la ciudad, porque corre el riesgo de caer en prisión; tampoco puede ya detenerse demasiado tiempo en la calle a admirar la arquitectura colonial de la ciudad, no vaya a ser que lo acusen de obstruir vía pública. Pero lo que más me preocupa son las famosas callejoneadas en Guanajuato, ¿que diablos va a pasar con el callejón del beso? De ahora en adelante, ¿se necesitará algún amparo o permiso especial, para seguir conservando la tradición del callejón? O de plano dicho callejón de ahora en adelante ¿se encontrará clausurado, por el motivo de ser un incitador a las malas costumbres? ¿o acaso al inicio del callejón del beso, pondrán un gran letrero que diga FAVOR DE NO BESARSE?

Lo que me lleva a pensar en la suerte de los regidores que aprobaron este nuevo reglamento, digo para llegar a prohibir los besos, se requiere ser bastante extremista; uno, de plano son tan mochos que realmente creen que besarse en vía pública es cuestión de buenas costumbres o dos, es que no han de ser muy agraciados, al grado de que no se han merecido un beso siquiera de su madre y ante la envidia que les corroe al ver que todo mundo se besa felizmente por la calle, no les quedó otra opción que prohibir la besuqueada al ritmo de una consigna que ya comienza a popularizarse entre todas las huestes del PAN, El pueblo besado, jamás será guanajuatizado.